miércoles, 20 de julio de 2016

El zika, la desinformación y los amigos del alma



Mi vieja siempre me decía que el que calla, otorga. Ese parece ser el caso del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Salud (DS), cuando, por casi una semana se demoraron en reaccionar a un artículo publicado por este reportero donde se hizo pública una carta del CDC dirigida a todos los laboratorios clínicos de la Isla, y la cual obtuve gracias a la amabilidad del presidente de la Asociación de Laboratorios Clínicos (ALC) de Puerto Rico, José Sánchez Zayas.

La carta dirigida a los laboratorios, y que aparentemente el CDC no tenía intención de hacer pública, sí indica categóricamente que “debido a la reciente introducción del virus de zika en Puerto Rico y a la reactividad cruzada entre los anticuerpos IgM generados después de la infección con un flavo virus, la interpretación de los resultados de las pruebas de diagnóstico serológicos han cambiado recientemente. A pesar de la detección de virus anti zika o de anticuerpos IgM anti virus del dengue, es posible que tales anticuerpos puedan reflejar infección por otro flavo virus que no sea el virus usado en el ensayo indicado”.






































La misiva, firmada por Jorge L. Muñoz Jordán, jefe de Vigilancia e Investigación de la Rama de Dengue del CDC en Puerto Rico, asegura que “para los pacientes sintomáticos, la presentación de una muestra de orina recogida dentro del periodo de 14 días desde el inicio de la enfermedad, junto con una muestra de suero, puede mejorar la detección de infección por el virus zika, si está presente”.

De primera instancia intenté comunicarme con el DS, quienes, luego de innumerables llamadas telefónicas, finalmente indicaron que no podrían reaccionar. Que tendría que pedirle una reacción al CDC. Así lo hice.

No obstante, el CDC tampoco puso a mi disposición ningún recurso para entrevista, sino que se me pidió redactara las preguntas y las enviara. Así lo hice.

Casi una semana después, a través de un comunicado impersonal y sin contestar el grueso de mis preguntas, llegó la tan esperada reacción. La respuesta, firmada por Steve Waterman, jefe de la Subdivisión de Dengue en la División de Enfermedades Transmitidas por Vectores de las oficinas del CDC en San Juan, asegura que “en todo momento durante la epidemia de zika, los científicos y detectives de enfermedades de los CDC, junto con el Departamento de Salud (DS) de Puerto Rico, están usando las mejores herramientas disponibles para detectar rápidamente y hacerle seguimiento a la propagación del virus del Zikany su impacto. Estamos constantemente aprendiendo sobre el zika y las herramientas que usamos para combatirlo. Tenemos la responsabilidad de compartir lo que sabemos con nuestros colegas profesionales y el público a medida que obtenemos la información”.
Sin embargo, la Agencia federal reconoce que la prueba utilizada actualmente para detectar el flavo virus, no puede distinguir entre las cuatro cepas diferentes de dengue y el zika.

“La limitación de la prueba de ELISA IgM es que no puede distinguir entre los virus del dengue y del Zika ya que los dos están estrechamente relacionados. Por lo tanto, los resultados de la prueba de ELISA IgM se llaman ‘presuntos positivos’. Continuamos haciendo pruebas del dengue y chikunguña a los pacientes y tenemos la certeza de que este año la cantidad de casos de dengue será baja y los casos de zika seguirán aumentando”, sostiene la comunicación y continúa estableciendo que  “es probable que los resultados presuntos positivos a las pruebas de ELISA IgM en las mujeres embarazadas en Puerto Rico representen zika. Todas las mujeres embarazadas con resultados positivos a la prueba Trioplex o de IgM reciben seguimiento obstétrico muy de cerca”.


 Me causa mucha suspicacia la dilación en una reacción sobre el asunto y, más aún, el hecho de que ni el DS ni el CDC reconocieron categóricamente el envío de la primera carta.

¿Por qué? ¿Qué se esconde detrás de todo esto? ¿Cómo cambia esto las estadísticas en la Isla que muestran miles de casos de zika y que representan la primordial justificación para la asperjación aérea con la sustancia Naled? ¿A cuánto asciende el costo de la fumigación aérea y cuál es el nombre del contratista que realizará ese trabajo? ¿Por qué la insistencia del exsecretario de Salud, Johnny Rullán, en hablar de una epidemia de zika?

Recuerdo  que hace varios meses atrás, cuando la “fiebre” del zika comenzaba, asistí a una conferencia de prensa para los medios en el ya fenecido restaurante Zipperle en Hato Rey. En ese momento, el DS había declarado un alza en los casos de Influenza, enfermedad que por siglos ha constituido una amenaza para la humanidad y que a principios del Siglo 20, arrasó con cientos de miles de vidas humanas en todo el mundo.

Sin embargo, no fue la secretaria del DS, Ana Ríus, quien ofreció la conferencia sino el exsecretario de ese departamento, Johnny Rullán. En ese momento, y ante dicha posibilidad, cuestionamos a Rullán sobre una posible epidemia de influenza a lo que el doctor reaccionó molesto, sosteniendo que se debía hablar de zika y no de influenza. Nadie me lo contó, yo estuve ahí y lo presencié personalmente.

Más adelante, este periodista recibió información fuera de récord de una fuente con gran credibilidad, de que existe un esquema para favorecer a una compañía contratista en específico que se encargaría de la aspersión con Naled a un costo de $11 millones de dólares. Eso sin mencionar el negociazo que representaría una epidemia mundial de zika para los fabricantes de Naled.

La fuente me aseguró que la insistencia de Rullán con el zika responde a que el doctor se mantiene en la nómica para convertirse en el portavoz de la epidemia del zika en Puerto Rico.
Pero, ¿la nómina de quién?

Mi contacto continuó asegurándome que detrás del esquema –que es un secreto a voces, según indicó- se encuentran dos figuras controvertibles del quehacer noticioso en Puerto Rico. Dennis Rivera y Antonio García Padilla, ya que el contratista es otro de los amigos del alma de este grupo asociado a la organización Sociedad Económica Amigos de Puerto Rico, en la cual el hermano del Gobernador figura como único funcionario bajo contrato y cuya existencia ha sido extensamente cuestionada.

El problema, según la fuente, es que, a pesar de que “todo el mundo lo sabe” nadie tiene pruebas concretas sobre el asunto. Más aún, el Gobierno ha fallado en indicar cómo se propone fumigar por la vía aérea y si se utilizarán recursos privados o la ayuda del Ejército o la Guardia Nacional.

¿Por qué la Administración García Padilla se mantiene obstinadamente enfocada en que la fumigación aérea es la única solución cuando un impresionante grupo de profesionales de todas las denominaciones, de diferentes especialidades científicas y con amplio conocimiento del tema, han mostrado su rechazo? Si no existe nada que esconder, y simplemente estas dudas son producto de la activa imaginación de la ciudadanía, ¿por qué el Gobierno no habla claro y de frente sobre los detalles de la asperjación? ¿Por qué la opinión de los "expertos"de García Padilla tiene más peso que la opinión adversa de los recursos profesionales que han mostrado rechazo al uso de Naled?

No quisiera pecar de paranoico, pero me parece que aquí se cocina algo grande, quizás demasiado grande para entenderlo, pero que seguramente está orquestado por los grandes poderes económicos que pululan en el Congreso estadounidense y que, como ya lo establecieron, tienen el total dominio y control de lo que sucede en Puerto Rico.

Recuerden, el que calla, otorga.

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