miércoles, 30 de junio de 2010
La democracia no vale nada
Cómo olvidar el 30 de junio del 2010. Un día donde visiblemente se creó una línea imaginaria que divide a un gobierno y al pueblo que lo llevó al poder. Una suerte de declaración dictatorial acorde con las exigencias del siglo 21. Quizás pudo ser una pequeña muestra del tipo de gobierno que podríamos esperar en un escenario donde el Presidente del Senado, junto a su séquito de tiranos posmodernistas, ostentara la gobernación de la Isla.
Pero más allá de adjudicar responsabilidades de quién o quiénes orquestaron la brutal respuesta de la uniformada, la pregunta implícita sería si estas acciones son una retaliación directa y sin adornos contra la oposición de varios sectores del País a ceder sus derechos frente a un grupúsculo de gobernantes deseosos de imponer sus intereses personales por encima de los del pueblo.
Ni siquiera se trata de estudiantes izquierdistas tratando de imponer ideologías caducas ni tampoco si los partidos de oposición quieren desestabilizar al Gobierno. Se trata de un atentado directo contra la libertad de expresión y la libertad de prensa en un país que clama a los cuatro vientos ser una democracia. Se trata de la animosidad que existe entre la Policía y los estudiantes desde el inicio de la huelga estudiantil y que ha seguido escalando vertiginosamente.Se trata de una administración intransigente y arrogante que pretende abatir y no ser abatida; jugando a ser dueños absolutos de la ley y el orden.
No podemos ignorar el hecho de que la respuesta de la fuerza policíaca se dio de manera indiscriminada y afectó no tan sólo a estudiantes que intentaban acceder al hemiciclo senatorial como la constitución y el reglamento del Senado así lo estipulan. La respuesta de la UOT deliberadamente arremetió contra civiles y miembros de la prensa que fungían el sagrado deber de informar. ¿Sería entonces éste el castigo del Gobierno contra la Prensa por haberse atrevido a tomar acción en contra de la "omnipotente" orden del Presidente del Senado de no permitir el acceso de los medios de comunicación al hemiclico del Senado? ¿Por qué velan con tanto recelo la información que surge de estas vistas senatoriales?
Ni por un segundo debemos desviar la atención del asunto que está en juego. El Senado de Puerto Rico llevaba a cabo una sesión legislativa para ajustar el presupuesto del próximo año fiscal.Por esta razón es que se hace mucho más imprescindible la presencia de la prensa como única herramienta que tiene el pueblo para fiscalizar la labor de aquellos a quienes eligieron. ¿Por qué entonces tanto secreto?
El presupuesto del país es un asunto que nos concierne a todos. Los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico ejercían su derecho constitucional de expresarse en contra de medidas que están siendo deliberadas que afectarán directamente su institución. Empleados del Centro de Recaudación de Ingresos Municipales (CRIM) y diferentes sectores del pueblo ejercían su derecho fundamental de expresarse en contra de medidas que afectarían directamente sus municipios por el proyecto de autotasación. La Prensa intentaba informar al resto del País sobre las incidencias en un asunto de interés público. Entonces, ¿qué ilegalidad hay en hacer que esta sesión legislativa esté abierta al público?
Por otro lado, la inacción de ciertos legisladores del partido de oposición es hipocritamente asquerosa. Se aferran a su retórica política de lanzar epítetos fascistas contra el gobierno de turno pero en realidad son muy ociosos para ensuciarse las manos tomando algún tipo de acción a favor del pueblo al que acudirán en las próximas elecciones a rogar por votos.
Si realmente el interés de la minoría en la Casa de las Leyes es respaldar el esfuerzo de los que protestan en contra de la injusticia de este gobierno, ¿por qué no salieron esa tarde y se apostaron frente a la línea de la fuerza de choque e intercedieron para que este lamentable espectáculo no sucediera? Las acciones hablan más que mil palabras y por las suyas podemos inferir que no existe ningún deseo real por mejorar la condición del País. Nuestro País.
¿Qué se debe esperar? ¿Una tragedia? ¿Algún mártir para detener tanta estupidez?
Me resulta extremadamente risible escuchar a estos políticos frívolos y ausentes llenarse la boca con la palabra democracia. Dudo mucho que ninguno de ellos sepa con certeza cómo funciona una democracia. Dudo mucho que alguno de ellos jamás lo comprenda. Para ellos la democracia no vale nada.
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