viernes, 25 de diciembre de 2009

La meta ambiental de Obama: ¿Utopía realizable?



El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, enfrenta lo que pudiera ser el reto más grande que un primer mandatario jamás haya experimentado en la historia de esa nación: manejar efectivamente la amenaza del calentamiento global y sus repercusiones sin afectar a un gran sector industrial que sustenta la economía del País.
No es un secreto la estrecha relación que existe entre la regulación ambiental, la economía y la política en los países industrializados. Muchos de los intereses corporativos de un sistema basado en el capitalismo pueden verse amenazados con el establecimiento de leyes de protección ambiental que regulen las prácticas de ciertas industrias, tales como la de producción de energía a base de carbón y la automotriz, entre otras.
Por ello, esta gestión requiere de una estrategia efectiva que resguarde la delicada coexistencia entre ambas. El cabildeo político en el Senado y la Cámara por parte de estos intereses corporativos podría tener el poder suficiente para obstaculizar cualquier propuesta de esta índole.


Independizar y sustentar

La estrategia de la Administración Obama ha sido clara desde un principio. Se basa en reducir las emisiones de dióxido de carbono, causante principal del efecto de invernadero, y a la vez disminuir la dependencia de combustibles fósiles producidos en el extranjero–especialmente en países conflictivos – desarrollando industrias de energías renovables.
La meta es independizar y sustentar al País con estas energías producidas domésticamente y evitar crisis energéticas en el futuro. Obama ha hecho pública su visión de una nación que no sea rehén de recursos cada vez más limitados, regímenes hostiles y del calentamiento del planeta.
Desde su juramentación, el Presidente ha encarado el asunto de manera contundente, demostrando un compromiso con el medio ambiente. Entre las promesas hechas durante su campaña presidencial, quizás la más dramática fue la de reducir las emisiones de carbono en el País a un 80 por ciento para el año 2050. Para ello, prometió invertir 150 millones de dólares en los próximos 10 años como apoyo en la creación de energías renovables y, para el 2015, materializar un millón de autos eléctricos.
La nueva medida, titulada “Corporate Average Fuel Economy” (CAFE, por sus siglas en inglés), obligaría a la industria automotriz a manufacturar vehículos que provean 35.5 millas por galón –contrario al requerimiento actual de 27.5 millas por galón en automóviles y 24 en camiones-, medida que asegura disminuirá las emisiones de dióxido de carbono en Estados Unidos para lograr la meta establecida para el 2050.
Las nuevas reglamentaciones reforzarán el compromiso de los fabricantes de autos con la tecnología y con el medio ambiente y los obligaría a construir vehículos más eficientes. Se calcula que esta nueva cepa de autos reducirá eventualmente la emisión de gases contaminantes en unas 900 millones de toneladas. Además, se consumirían 1.8 billones de barriles de combustible menos, lo que equivaldría a retirar 58 millones de autos de las calles.
Las regulaciones del CAFE serían proporcionadas por la “National Highway Traffic Safety Administration” (NHTSA, por sus siglas en inglés), mientras que el Departamento de Transportación de los Estados Unidos se encargaría de las regulaciones sobre el consumo del combustible. Las nuevas normas permitirán unificar los estándares de consumo y emisiones contaminantes en todo el País.
Por su parte, la industria automotriz, que mantiene su oposición a estos cambios al considerar que la medida obligaría a imponer estándares distintos en cada estado de la Nación, podría contar con la certidumbre de un estándar único para todo Estados Unidos.
En referencia a este compromiso del Presidente, la empresa automovilística Ford afirmó mediante comunicado de prensa: "Nos complace que el presidente Obama adopte medidas decisivas y positivas cuando colaboramos para lograr un estándar único para el consumo y las emisiones de los vehículos que sea bueno para la economía y para el medio ambiente".
No obstante, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero será un esfuerzo complicado a causa de la oposición en el Congreso que augura una férrea batalla sobre las políticas medioambientales, así lo aseguró Steven Chu, actual Secretario de Energía de los Estados Unidos, en entrevista con la cadena televisiva, BBC.

La columna vertebral del cambio

Para Rafael Méndez Tejeda, catedrático de Ciencias Ambientales de la Universidad de Puerto Rico, la columna vertebral de un cambio fundamental es la educación. Según el Profesor, los compromisos hechos por el Primer Mandatario estadounidense parecen ser serios aunque insiste que se debe informar aún más al público sobre su importancia.
“El 50 por ciento de la basura en el mar es reciclable. Se deben buscar alternativas tanto para el reciclaje de ésta como para disminuir la producción de desperdicios. Estados Unidos debe desarrollar una política de educación menos tímida”, explicó.
Méndez Tejeda asegura que una inversión en la educación sobre el peligro que representa el despilfarro de recursos naturales y la continua dependencia de combustibles fósiles, complementaría acertadamente el esfuerzo de la administración del presidente Obama para crear una nueva conciencia ambiental.
“A medida que se vayan educando las nuevas generaciones se cambiará la conciencia sobre la preservación de los recursos ambientales”, explicó Méndez Tejeda al señalar que ni Estados Unidos ni Puerto Rico cuentan con un programa mandatorio de educación ambiental a nivel escolar.

Desgraciadamente, en Puerto Rico el panorama es aún más sombrío al no existir una política ambiental definida mientras que las diferentes administraciones evaden el tema sin mostrar señales de una reforma ambiental. “Aquí en Puerto Rico es muy poco lo que se está haciendo. El Gobierno financia investigaciones que no creen o que tratan de refutar el calentamiento global”, concluyó el Catedrático.

40 por ciento relativo a 1990 para el 2020

Por su parte, la organización ambiental “Greenpeace” aseguró en su portal cibernético que estas propuestas de ley sometidas por la administración Obama “carecen de escrutinio y no representan un cambio inmediato para revertir el efecto de invernadero.”
Según la organización ambientalista, las metas a corto plazo no serán efectivas. “Greenpeace” advierte que cuando las negociaciones sobre la disminución de emisiones de dióxido de carbono se deliberaron, se hicieron relativas a la situación ambiental del 1990, fecha en que se firmó el tratado de Kyoto.
Según los ambientalistas, si estos proyectos de ley recortan a un 20 por ciento las emisiones para el 2020 en comparación con las del 1990, la disminución sólo representaría un siete u ocho por ciento, insuficiente para la creciente amenaza del calentamiento del planeta.
“Greenpeace” también advirtió que para evitar una catástrofe ambiental, se debe reducir la proliferación de las emisiones a causa de la deforestación y las industrias. Los países industrializados deberán reducir estos efectos por un 40 por ciento, relativo a 1990, para el año 2020.
Según Méndez Tejera, estas aseveraciones son parte del problema de jugar con las estadísticas. “El Tratado de Kyoto se ha ido reformulando luego del Tratado de Bali”, explicó el Catedrático. “Se deben tomar en cuenta muchos factores determinantes antes de saltar a conclusiones apresuradas… cambios de esta envergadura son un proceso que toma tiempo”.
Por otra parte, Lisa P. Jackson, directora de la EPA, señaló a la prensa nacional que los años de negligencia ambiental por parte de la administración del ex presidente George W. Bush fueron causantes de la proliferación de emisiones de carbono en la última década. Aseguró también que su agencia estará trabajando durante el cuatrienio para imponer regulaciones más estrictas en la lucha por la protección ambiental.
No obstante, los ambientalistas aseguran que no es solamente un compromiso por parte del Gobierno estadounidense. Se necesita un acuerdo mundial para la disminución de al menos un 25 por ciento –con un recorte doméstico de 12 por ciento en el uso de combustibles fósiles –para lograr encaminar a los países desarrollados a una “victoria climática”.

Hechos versus retórica política

Pero ningún cambio significativo se logra apresuradamente y los hechos son más elocuentes que la retórica política. En este caso, detractores del esfuerzo de Obama, como “Greenpeace”, podrían no están visualizando el panorama a largo plazo. El hecho de que la primera potencia mundial asuma su responsabilidad en la conservación ambiental del planeta podría impulsar a países con altos porcentajes de contaminación ambiental como China, India y México, a seguir su ejemplo.
En este primer año de la administración Obama, la EPA se ha convertido en una de las agencias gubernamentales más dinámicas en la aplicación de leyes. En tan corto tiempo se han logrado grandes avances como la revisión de permisos para las corporaciones mineras de carbón y el requerimiento de pruebas sobre pesticidas a compañías manufactureras para analizar el peligro que estos químicos constituyen para el ambiente. Esta tendencia podría significar el comienzo de un gran cambio global.
Asimismo, la División de Transportación y Calidad del Aire de la EPA (OTAQ, por sus siglas en inglés), que tiene a cargo la creación de regulaciones de este tipo, posee actualmente más de 400 funcionarios revisando y creando leyes que habían sido pasadas por alto en la administración Bush y que afectan directamente al medio ambiente.
“Existe un sentido de urgencia por parte del presidente Barack Obama y la EPA para resolver el problema del calentamiento global”, aseguró Margo Oge, directora de la OTAQ, en entrevista con el diario Washington Post.


¿Utopía realizable?

Aparecer como irrealizable en el momento de su formulación no necesariamente indica que esta “utopía ambiental” jamás podrá lograrse. Las acciones son más poderosas que las promesas y en ese aspecto el Presidente de los Estados Unidos ha tomado acción inmediata sobre el asunto del calentamiento global desde su primer mes en función ejecutiva.
El discurso de reconciliación de Barack Obama ha sido muy cauteloso en velar por una armonía en la delicada coexistencia de los poderes gubernamentales y económicos frente a una reestructuración completa de las leyes que regulan el medio ambiente en los Estados Unidos.
Toma mucha determinación y visión lograr metas de esta envergadura. Sólo el tiempo y la constancia en las acciones del Primer Mandatario, galardonado este año con el Premio Nobel de la Paz, asegurarán el éxito sobre esta amenaza global tanto en los Estados Unidos como en el mundo entero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario