miércoles, 15 de junio de 2011

¿Por qué se sorprenden?

Como era de esperar, luego del breve encuentro de Barack Obama con el pueblo de Puerto Rico, las acusaciones y recriminaciones por parte de aquellos que el día anterior alababan la "honesta" iniciativa del Presidente no se hicieron esperar ante la fugacidad de la visita del Primer Mandatario estadounidense. Muchos que habían planificado manifestaciones para presionar a que Obama entrara a la discusión del estatus se quedaron vestidos y alborotados.

Irónicamente, el sector más "afectado" con lo que el exgobernador Romero Barceló y el actual presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz tildaron como una "falta de respeto al pueblo de Puerto Rico" fue el estadista al darse cuenta de la visible indiferencia del Primer Mandatario estadounidense a sus intensos coqueteos públicos que intentaban atraer su atención.

Pero dentro de toda esa vorágine de emociones econtradas, el evento más destacado del corto recorrido de Obama por la zona metropolitana fue su inesperada parada en la panadería Kasalta de Ocean Park para almorzar con la aún más inesperada figura del senador Alejando García Padilla.

Pero resulta muy sorprendente la ingenuidad de figuras estrechamente relacionadas a la política local que encuentran inaudito que esta visita presidencial a la Isla haya tomado el giro que tomó.

Muchas cejas se levantaron al ver que el presidente de la nación más poderosa de la tierra prefiriera almorzar en un lugar público, sin la pomposidad protocolaria, con el candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático.

Y es incomprensible esta actitud a sabiendas de que ese gobernador que se suponía fuera el anfitrión de nuestro distingido visitante es a todas voces un Republicano (de clavo pasa'o) y despotricó públicamente en un sinnúmero de ocaciones contra Barack Obama durante la carrera por la presidencia en 2008 mostrando su claro apoyo a John McCain.

¿Por qué se sorprenden?

Creo que la acción de Obama demostró que es uno de los mejores estrategas políticos que ha tenido La Casa Blanca. Después de todo, el Presidente está tan conciente de la importancia del voto puertorriqueño en los Estados Unidos continentales que se tomó la molestia de incluir a la Isla en su "media tour" de recaudación de fondos para su campaña 2012.

Pero más claro aún es el hecho de que no debe caber la menor duda de que la aparición pública -brillantemente orquestada por el senador Eduardo Bhatia- con el senador Alejandro García Padilla, fue una manera sutil de decir "este es el hombre que quiero en Fortaleza el próximo cuatrienio". A buen entendedor pocas palabras bastan...decía mi papá.

A mi entender, y luego del controversial reporte del "Task Force" de Casa Blanca, el Estado Libre Asociado sigue siendo la alternativa más viable y conveniente para los Estados Unidos. Y claro que lo es, si fueron ellos quienes la impusieron en la Isla.

Pensar que los puertorriqueños fuimos los arquitectos de ese estatus político es restarle a los hechos históricos que muestran que en lo que respecta a los territorios estadounidenses, donde manda capitán no gobierna marinero. Pero más arrogante aún es pensar que nosotros decidiremos un destino político que, aunque nos concierne directamente, está estrechamente ligado a los intereses de ese país.

Las imágenes tienen un impacto inmesurable en la psiquis popular y definitivamente la ya famosa fotografía de un cándido Barack Obama almorzando un emparedado de media noche junto al senador García Padilla, envía un mensaje claro para los detractores del candidato PPD de que no deben subestimar ni al Senador ni al equipo de trabajo que se agrupa detrás de él.

Tampoco hay que ser un conocedor profundo de la política local para comprender que el tema del estatus es una piedra en el zapato del Congreso federal y que cualquier intento de los sectores anexionistas y separatistas por imponer y presionar para promover una resolución que haga escoger al pueblo entre independencia o estadidad no tendra ningún fruto ante los ojos de Washington.

Sin lugar a dudas, nuestra imagen frente al Congreso es de un pueblo brutalmente polarizado en el tema del estatus que nunca ha logrado consenso para resolver su dilema político. Más aún, las entrelíneas del reciente reporte del "Task Force" me hacen pensar que Estados Unidos nos considera inmaduros para lograr ya sea la independencia o la estadidad.

¿No será este un mensaje claro de que debemos echar a un lado el asunto del estatus y madurar como pueblo antes de pensar en resolver el estatus político de la isla?

Viendo la reacción del público presente durante el discurso de Obama en la Base Muñíz ante la magnética presencia de esta suerte de político/estrella de rock, no pude obviar sentir la sensación de que Puerto Rico actualmente carece de verdaderos líderes con el poder de ser figuras paternales que levanten nuestra decaída autoestima como pueblo. Y sin verdaderos líderes es imposible discernir por voluntad propia entre qué está bien y qué está mal.

Sea como sea, luego de la histórica visita del cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos a Puerto Rico no se sorpendan si emergen solo dos grandes ganadores: el senador y candidato a la gobernación por el PPD, Alejandro García Padilla y el empresario Jesús Herbón, dueño de la panadería Kasalta.

viernes, 11 de febrero de 2011

La lección de Egipto



Hoy, 11 de febrero de 2011, será un día que se recordará en la historia de la humanidad como el momento en que un pueblo, unido y hastiado, logró imponer su voluntad y deshacerse de un dictador financiado y amamantado por los grandes intereses de los burocratas capitalistas del mal llamado Primer Mundo.

Las manifestaciones masivas comenzaron sorpresivamente el pasado 25 de enero. Primero fue el Día de la Furia y luego la marcha de un millón de personas seguido por terribles demostraciones de represión y violencia en contra de los manifestantes.

El sabotaje descarado de las comunicaciones -incluyendo la Internet- por parte del Gobierno de Mubarak, fue una señal clara de una gestión totalitarista, respaldada desde la oscuridad por los Estados Unidos, que sentaría un precedente peligroso sobre un futuro que bien podría ser producto de la imaginación de George Orwell o Aldous Huxley.

Ya ha quedado claro que la democrácia moderna no es un sistema que resguarde los derechos de la mayoría sino los de los grandes intereses económicos de las potencias mundiales. Pero la lección ha sido clara y contundente: un pueblo es dueño absoluto de su destino y tiene el derecho fundamental de obligar a cualquier lider que atente contra los intereses de la mayoría a dimitir inmediatamente sea por la vía diplomática o por la más estridente desobediencia civil.

Las imagenes que comenzaron a llegar desde el medio día de hoy evocaban sentimientos poderosos de victoria y, sobretodo, esperanza. Ver ese abrumador despliege de amor por su país y orgullo de asumir la responsabilidad nacional, evocó imágenes nostálgicas de la caída de las dictaduras del Cono Sur y hasta la caída del muro de Berlín.

Pero un punto debe quedar totalmente claro: la opresión es opresión venga del sector que venga. Todo sistema de gobierno, sea de izquierda o de derecha, tiene como base fundamental en sus textos teóricos el respeto y la omnipotencia de la voluntad masiva. Cualquier atentado contra este sacramento debe ser arrancado de raíz y extirpado cual cáncer asesino.

Es muy probable que próximamente veamos como los burocratas de Washington comienzan a correr despavoridos frente a esta nueva amenaza que atenta en contra de sus intereses corporativos de ultramar y, como es usual, lograrán ofrecerle asilo político a este dictador y, quien sabe, hasta algún contrato de asesoría.

La pregunta de rigor sería: ¿aprenderemos la lección dada por el pueblo egipcio aquí en Puerto Rico? ¿Nos servirá de inspiración para comprender que el gobernar es un privilegio y no una posición adquirida por herencia divina?

Ya no es un mito ni una proposición ilusoria de idealismo social sino una total y concreta realidad. Los gobiernos y dictaduras totalitarias no son infalibles y pueden ser sacados de raíz una vez se convierten en sistemas obsoletos e inservibles para el pueblo trabajador.

Después de 30 años en el poder absoluto, el pueblo destronó de un solo zarpazo al régimen de Hosni Mubarak. Quizás este sea el momento de reflexionar y, en vez de ciegamente aceptar un papel secundario en la jerarquía del planeta, decidamos sacudirnos el polvo de la ignorancia de nuestras ropas y asumir la importantísima tarea de hacernos responsables de nuestros actos...así como lo decidió Egipto.